MAS FELICITACIONES Y SIGUEN
LLEGANDO……
¡¡Enhorabuena!! ¡¡Estuvo
requetealucinante la representación del Sagrado Corazón!!
¡El mejor público con diferencia! Se notaba a ambas partes como de
"estar en casa" y superagusto. Se nota que va todo controlado y como
muy fluido….
Gracias por todo el esfuerzo que hacéis (los 22 y todos los que aporten a esta gran labor) y gracias por hacernos pasarlo tan bien)
¡¡¡¡¡Sois unos auténticos profesionales y lo digo muy en serio!!!!!!
¡¡¡¡Un abrazo enorme, campeones!!!!
¡¡¡Chicos!!! Estuvisteis ¡¡¡MAGNIFICOSSSS!!!
EN HOMENAJE A LAS ENCARGADAS DEL VESTUARIO
vivan las hadas madrinas
que nos ayudan con los trapos!
que saldríamos de meninas,
con tropecientos harapos.
nos ayudan y acomodan;
nos atienden y se donan;
nos censuran las rodillas,
y la pili...
¡ancha es castilla!!
DICHO POR LOS ESPECTADORES
¡He venido desde Bilbao a veros!
¡Habéis estados magníficos, nada que
envidiar a los profesionales!
¡Antonina, igual, igual que mi mujer!
¡Me habéis hecho reír como hacía
tiempo que no lo hacía!
¡Muy divertida y cada uno en su papel!
COMO CÓMICOS DE LA LEGUA
Esta
es mi experiencia como “cómica de
carácter” en la Compañía “El
Teatrillo de Chamartín” que al igual que en tiempos pasados, vamos a salto
de mata, en teatros y teatrillos, intentado poner en pie obras de teatro, que
como “La Bella Durmiente” esperan
desde las primeras décadas del pasado siglo, a que llegue el “Príncipe Azul” para volverlas a la
vida.
Nuestro
vagar de teatro en teatro, sigue la tradición
de los “Cómicos de la Legua”
que hoy arman su espectáculo aquí y mañana allá, sin otro salario que las risas
y los aplausos de su público. Ese éxito sólo llega, si llega, después de muchas
horas de ensayo, mucho memorizar el papel, muchos cambios en los movimientos
escénicos, hasta que “La Obra y los
Cómicos” están listos para la representación.
Durante
ese tiempo nuestro “San Director y
Manager”, cubre miles de frentes. Busca teatros donde poder representar,
lucha con los actores para que no falten a los ensayos y recuerden los papeles
y los movimientos en escena, engatusa a los encargados del vestuario, atrezo e
iluminación para que se hagan cargo de los puestos menos lucidos y más necesarios
para el éxito de la puesta en escena. Mientras
tanto prepara y planea el transporte
y avituallamiento allá donde vamos a representar una obra con nuestro querido “Teatrillo de Chamartín”.
Pero
todas estas tareas son un juego de niños si lo comparamos con lo que representa contentar “el ego de veintidós actores”, hacer el
casting sin que ninguno se sienta minusvalorado, repartir los papeles, componer
los grupos, corregir en los ensayos y repartir los teatros donde va a actuar
cada grupo. Por muy aficionados que seamos no hay que olvidar que todos somos
actores y actrices. Muy aficionados a corregir al compañero pero muy difíciles
a la hora de recibir una crítica.
Cuando
llegamos al teatro de turno, nunca sabemos a qué nos vamos a enfrentar y
generalmente nuestros técnicos derrochan
imaginación y maña para cubrir los
fallos técnicos y los problemas que se van planteando. Procuramos llevar lo
imprescindible, y aprovechar todo lo que haya en el teatro, desde un piano de
cola a un sofá desvencijando o una moqueta olvidada. Y con esos mimbres
montamos nuestro escenario, con ilusión
y mucha fantasía, tapando aquí y allá con telas y, manteles, fabricando
espejos o cuadros, y trayendo de nuestras casas plantas, mesitas, vajillas,
teléfono, etc.
Hay
que montar el escenario la tarde anterior, o la misma mañana de la
representación, preparar el vestuario, con suerte en los camerinos y las más de
las veces entre las bambalinas y el fondo del escenario. Probar las luces,
comprobar el sonido, los timbres, el telón (cuando lo hay) y si da tiempo hacer
un ensayo para sentir la forma y
dimensiones del escenario.
Y
luego, peluquería, maquillaje y vestuario, mariposas
en el estómago, y a esperar a que se levante el telón, mientras se escucha
el murmullo del público, nuestro público
mientras se van sentando en las butacas… y finalmente:
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