martes, 31 de enero de 2012

CENTRO CULTURAL NICOLÁS SALMERÓN. 21 DE ENERO DE 2012

¡¡PÁNICO EN ESCENA……..Y FUERA DE ESCENA!!
La mañana limpia y fría del invierno madrileño invitaba a afrontar esta nueva representación con ánimo y alegría. El elenco, puntual como siempre, cargaba la “flagoneta” con los enseres y attrezzo depositados en nuestro local…  y, de repente, ¡voz de alarma!: ¡¡ ha desaparecido el attrezzo!! pistolas, tapetito, medicinas, bata de estar en casa, zapatillas y todas las bebidas de nuestro bar (entre otras  un Chivas de 12 años y un coñac Napoleón). Desolación, nervios, incredulidad… ¡¡PÁNICO!!

Pero allí estaban tres esforzados componentes del elenco que, tomando las riendas de la situación, se dispusieron a restituir los enseres en tiempo record.
Destino: “los chinos” (todo a 100):
ACTOR.- ¿Tiene usted pistolas?
DUEÑA.- ¡Homble, pues de veldad, no! Sólo de plástico.
ACTOR.- De ésas, de ésas…
OTRO ACTOR.- ¿Y agujas de hacer ganchillo?
DUEÑA.- ¿De hilo o de lana?
ACTOR.- Como si son de cuerda, pero denos una.
OTRO ACTOR.- ¿Y algodón?
DUEÑA.- Final pasillo estantelías de la delecha.
ACTOR.- ¡Oye, que aquí sólo hay complesas!
OTRO ACTOR.- Se nota que eres hombre, esto es algodón doblado.

La farmacia de al lado nos suministró medicinas y jeringas y en casa de un actor arramplamos con todas las botellas de diversos licores (muy buenos, por cierto)
¡PÁNICO SUPERADO!
El intento de ensayo después de una frugal comida fue caótico ya que, los nervios, la enfermedad de una actriz y el cachondeo del resto nos dejaron para el arrastre, y, claro aquellos polvos trajeron estos lodos:

La representación iba bien y el teatro estaba bastante lleno aunque con un público bastante frío, tan frío que nos dimos cuenta que parte de él se estaba durmiendo, así que, sin consultarnos y ni tan siquiera proponérnoslo, decidimos que aquello había que acabarlo cuanto antes, y cogimos la tijera de cortar y ¡hala!, ¡en un momento un cuarto de hora menos de obra!
Así que el público se quedó sin saber si Fede o el Nene querían matar al El Duque, si venía o no venía a casa de Dª.Pilar el policía de Valencia, pero sí que quedó claro lo de la monja…. O casi…¡Menos mal!.

Al final, aplausos (merecidísimos), nadie supo lo del corte y un público agradecido por la corta duración de la obra.
Un colaborador.

 Nota de la Redacción: Queremos recordar que, a Curro Romero le devolvieron varios toros al corral y no por ello dejó de ser el número UNO.




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