martes, 19 de marzo de 2013

SAGRADO CORAZÓN 9 Y 15 DE MARZO

 
MAS FELICITACIONES Y SIGUEN LLEGANDO……

¡¡Enhorabuena!!  ¡¡Estuvo requetealucinante la representación del Sagrado Corazón!!

¡El mejor público con diferencia! Se notaba a ambas partes como de "estar en casa" y superagusto. Se nota que va todo controlado y como muy fluido….

 
¡No pararon de reírse! lo cazaban todo al vuelo todas las intenciones del Carlos Llopis. ¡¡¡Vamos, que os quedó fetén!!!

 

 
Y mira que ya me conocía la obra de memoria, y que ya os he visto en acción por segunda vez... ¡¡¡Pues aun así me hicisteis reír y disfrutar a más no poder!!!

Gracias por todo el esfuerzo que hacéis (los 22 y todos los que aporten a esta gran labor) y gracias por hacernos pasarlo tan bien)

¡¡¡¡¡Sois unos auténticos profesionales y lo digo muy en serio!!!!!!

¡¡¡¡Un abrazo enorme, campeones!!!!  


 

¡¡¡Chicos!!! Estuvisteis ¡¡¡MAGNIFICOSSSS!!! 

 

 

EN HOMENAJE A LAS ENCARGADAS DEL VESTUARIO

 

vivan las hadas madrinas

que nos ayudan con los trapos!

que saldríamos de meninas,

con tropecientos harapos.

 

nos ayudan y acomodan;

nos atienden y se donan;

nos censuran las rodillas, 

y la pili...

¡ancha es castilla!!

 

 

DICHO POR LOS ESPECTADORES

¡He venido desde Bilbao a veros! 

¡Habéis estados magníficos, nada que envidiar a los profesionales!

¡Antonina, igual, igual que mi mujer!

¡Me habéis hecho reír como hacía tiempo que no lo hacía! 

¡Muy divertida y cada uno en su papel!

 

 

COMO CÓMICOS DE LA LEGUA
Esta es mi experiencia como “cómica de carácter” en la Compañía “El Teatrillo de Chamartín” que al igual que en tiempos pasados, vamos a salto de mata, en teatros y teatrillos, intentado poner en pie obras de teatro, que como “La Bella Durmiente” esperan desde las primeras décadas del pasado siglo, a que llegue el “Príncipe Azul” para volverlas a la vida. 
Nuestro vagar de teatro en teatro, sigue la tradición  de los “Cómicos de la Legua” que hoy arman su espectáculo aquí y mañana allá, sin otro salario que las risas y los aplausos de su público. Ese éxito sólo llega, si llega, después de muchas horas de ensayo, mucho memorizar el papel, muchos cambios en los movimientos escénicos, hasta que “La Obra y los Cómicos” están listos para la representación.
Durante ese tiempo nuestro “San Director y Manager”, cubre miles de frentes. Busca teatros donde poder representar, lucha con los actores para que no falten a los ensayos y recuerden los papeles y los movimientos en escena, engatusa a los encargados del vestuario, atrezo e iluminación para que se hagan cargo de los puestos menos lucidos y más necesarios para el éxito de la puesta en escena. Mientras tanto prepara y planea el transporte y avituallamiento allá donde vamos a representar una obra con nuestro querido “Teatrillo de Chamartín”.
Pero todas estas tareas son un juego de niños si lo comparamos con  lo que representa contentar “el ego de veintidós actores”, hacer el casting sin que ninguno se sienta minusvalorado, repartir los papeles, componer los grupos, corregir en los ensayos y repartir los teatros donde va a actuar cada grupo. Por muy aficionados que seamos no hay que olvidar que todos somos actores y actrices. Muy aficionados a corregir al compañero pero muy difíciles a la hora de recibir una crítica.
Cuando llegamos al teatro de turno, nunca sabemos a qué nos vamos a enfrentar y generalmente nuestros técnicos derrochan imaginación y maña para cubrir los fallos técnicos y los problemas que se van planteando. Procuramos llevar lo imprescindible, y aprovechar todo lo que haya en el teatro, desde un piano de cola a un sofá desvencijando o una moqueta olvidada. Y con esos mimbres montamos nuestro escenario, con ilusión y mucha fantasía, tapando aquí y allá con telas y, manteles, fabricando espejos o cuadros, y trayendo de nuestras casas plantas, mesitas, vajillas, teléfono, etc.
Hay que montar el escenario la tarde anterior, o la misma mañana de la representación, preparar el vestuario, con suerte en los camerinos y las más de las veces entre las bambalinas y el fondo del escenario. Probar las luces, comprobar el sonido, los timbres, el telón (cuando lo hay) y si da tiempo hacer un ensayo para sentir la forma y dimensiones del escenario.
Y luego, peluquería, maquillaje y vestuario, mariposas en el estómago, y a esperar a que se levante el telón, mientras se escucha el murmullo del público, nuestro público mientras se van sentando en las butacas… y finalmente:
 








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