VOLVEREMOS
EL AÑO QUE VIENE
El
Teatrillo de Chamartín está ya en sus
últimas representaciones. Un año más, nos planteamos qué obra vamos a preparar
para la próxima temporada.
Hablando
con nuestro querido director al respecto, mi conversación con Ignacio me ha
traído a la memoria una acepción –la cuarta– de la Real Academia de la Lengua Española a la palabra AUTOR: Hela
aquí:
Hasta fines del siglo XVIII, persona encargada de la dirección, y gestión de una compañía teatral, y que, en ocasiones, adaptaba la obra incluso
la escribía y actuaba en la representación.
En el siglo XVI, en el que la poesía y
el teatro eran casi exclusivos de la creación literaria de prestigio, el teatro
en particular era una de las distracciones preferidas tanto por el pueblo como por
las clases más elevadas. Y no sólo en Espala, sino en toda Europa. No olvidemos
que a la vez que en nuestro país se producía el que se llamó el Siglo de Oro de
las Letras, en Inglaterra triunfaba Shakespeare como Autor –escritor, actor y
propietario de sus teatros– de obras inmortales del teatro universal. Pues
bien, el Autor de Título, como así se
les denominaba a los propietarios de una compañía teatral, tenía por lo
general, una plantilla fija de cómicos (hombres y mujeres) a la que debía
ajustar las diferentes obras teatrales a las posibilidades de representación
que esa plantilla le proporcionaba –obras que, o bien le eran presentadas, o él
mismo escribía, como fue el caso de Shakespeare, por ejemplo–. Por esta razón algunas
obras maestras de teatro han llegado a nuestros días con diferencias en los
libretos.
Es evidente que desde el siglo XIX
hasta nuestros días, esa definición de la palabra Autor ha cambiado. El teatro
moderno considera esta palabra de forma bien diferente.
Pero, ¡atención: en nuestro Teatrillo de Chamartín, no sólo
preparamos nuestro atrezo, no sólo lo transportamos de un lugar a otro, lo
montamos y desmontamos, como auténticos comediantes de siglos pasados, sino que
además “ajustamos” las obras que representamos a la plantilla de actores
disponible, en número, edad y sexo. Toda una obra de arte de “encaje de
bolillos. Es decir, seguimos la tradición de los grandes Autores de los siglos
de oro del teatro. Somos Autores y con mayúscula
Y me siento orgulloso de ello.
Y además, me lo paso la mar de bien.
Ruperto M. Palazóm
Madrid, Mayo de 2016
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